Test Drive | Page 306

meditada fuese tomada a la ligera. Claro que a veces hacía bromas. Pero cuando se hablaba en serio lo enfurecía que no se entendiera que se estaba hablando en serio. Mucha amargura le produjo lo de los hipopótamos, y durante varios días estuvo resentido: permanecía en silencio o respondía con monosílabos. Hasta que cuando todo hubo pasado y pudieron conversar amistosamente sobre infinidad de temas, Nacho volvió a la carga, pero en general. Zoológico, esas cosas. —Si yo sería gobierno —dictaminó Carlucho— prohibiría lo zoológico. Ai tené. —Por qué. Carlucho. A mí me gusta ir al zoológico. Me gusta ver a los animales. A vos no, acaso? —No, señor. No me gusta nada. No me gusta nada. Te soy sincero, pibe: si yo sería gobierno no sólo prohibía lo zoológico. Pondería preso a eso tipo que van en el África a garrá animale salvaje. Nacho lo miró extrañado. —Te llama la atención, eh? Se levantó para despachar cigarrillos y volvió a sentarse en la sillita enana. —Así é la cosa —afirmó sentenciosamente—. Pondería preso a todo eso canalla. A vé si le gustaba está entre reja, como lo leone o lo tigre. Se volvió hacia Nacho. —A vo te gustaría está en una jaula? Nacho lo miró sorprendido. —A mí? Claro que no. Carlucho se levantó con energía y con su cara radiante, señalándolo con el índice, como el fiscal en una acusación, exclamó: —Ai está! Vé? Vé cómo son la cosa? Te agarré inflagante, ái tené! Se volvió a sentar, se calmó, chupó el mate y se quedó pensativo, mirando hacia el techito verdoso. —Así é el mundo, la gran puta. De pronto se volvió hecho una furia. — Decime, Nacho, y si a vo no te gusta estar a una jaula, cómo queré que le guste a un león o a un tigre? Eh? Bicho que pa colmo está acostumbrado a la selva, a andar libre y recorré el mundo entero. Eh? Nacho se quedó en silencio. —Testoy hablando, Nacho! —insistió con energía. —Sí, Carlucho, es cierto. Carlucho empezó a calmarse, pero permaneció en su sillita largo tiempo sin hablar. Vinieron después varios clientes. —Cigarrillo, cigarrillo! Dale que va: también pondería a la cárcel a lo fabricante de cigarrillo. Todo é un negocio. A lo treinta año, cuando mi viejo tenía treinta año, el 306