Pero no le había estado hablando de Pipina?
No, hombre, de Sartre le hablaba.
Bueno, qué.
Que si había hablado mal.
Desalentado, se quitó los anteojos, se pasó la mano por la frente, se frotó los ojos.
Después indagó defectos en el parquet, mientras Beba lo consideraba con sus ojitos
inquisitoriales. Su madre, con ese aspecto que siempre tenía de haber salido un
momento antes de la cama, con el pelo revuelto, medit &6