Test Drive | Page 276

la reunión se radicalizó, entre chapuzones y un 100 PIPERS que se logró insultando al Nene, que se proponía darles OLD SMUGGLER, y que terminó largando el PIPERS (ese que compraste en el boliche de Flagstreet!) en una puja decreciente, como un remate al revés, que comenzó con pedido de CHIVAS, siguió con el ETIQUETA NEGRA, el ya mencionado PIPERS, bajó al ETIQUETA ROJA y terminó con el BALLANTINE, a cuya sola mención el Nene fue tratado con dureza. Luego se inició un examen de la Situación de las Masas en el Tercer Mundo, no sin antes reprender al Nene (que por lo visto estaba de turno) por sus preocupaciones literarias. —Vos secando todavía con Nabokov cuando hay que agarrar un fusil —resumió el Coco, que se estaba frotando enérgicamente el torso. Y tal vez por un gesto que a pesar de mi cautelosa prescindencia no escapó a su mirada chekista, me preguntó: —Y vos, Quique, se puede saber qué carajo pensás? No sos peronista, no sos bolche, nos podés explicar qué carajo sos? Razonable preocupación a la que yo, con voz muy humilde y apenas audible, con doloroso acento, contesté: —Es cierto, Coco, no soy ni peronista ni bolche. Yo soy una persona muy pobre, viste? Palabras por las que más tarde (todo se sabe) fui rudamente juzgado. Luego se examinaron algunas situaciones personales de los allí presentes, de ausentes vinculados con los presentes y de ausentes sin más ni más: —Mientras duró fue bueno. Después se gastó. Lo empecé a ver en análisis. —Vos hablás, pe ɼ