—De modo que las guerras y los asesinatos son consecuencia del consumo de
carne.
—No le quepa la menor duda, señora. Y no sólo nos hace insensibles al sufrimiento
ajeno sino que nos encadena aún más al mundo físico. Y éste es el objetivo del plan
satánico: impedirnos que conozcamos la Verdad, evitar así nuestra emancipación.
—De modo que la ciencia médica, Profesor...
—Podría hablarles durante días enteros de los horrendos crímenes cometidos por
esa pretendida ciencia médica basada en el consumo de carne, en la idea de los
microbios y los sueros. En uno de los pasajes del Antiguo Testamento se nos refiere
que Jehová, es decir Satanás, creó las plagas de piojos, moscas y langostas para
castigar al Egipto. Jesucristo, el Maestro de los Maestros, curaba las enfermedades
expulsando del cuerpo del enfermo el espíritu inmundo, es decir los demonios, que
son los verdaderos responsables de las enfermedades. Todas esas monstruosidades
que los médicos llaman bacterias no son otra cosa que creaciones, que
manifestaciones de Satanás. Y sólo son atacados por los microbios aquellos que
viven al margen de la Ley Divina. De modo que la ciencia médica no cura y sólo se
presta al juego satánico, creando y fomentando enfermedades.
—Así que si alguien es mordido por un perro rabioso no debe correr al Instituto
Pasteur sino que debe buscarse a uno que le expulse los demonios?
—Exactamente.
—Y si no encuentra a uno que pueda hacerlo? O si no hay tiempo?
—Será una desgracia, pero es lo único que puede hacerse. Pasemos ahora al
segundo instrumento a que me referí: el clero. Es el puntal más fuerte en que
descansa el poderío de Satanás, a causa de la influencia que mantiene sobre una
parte de la humanidad.
—Claro, como quien confía en la policía y luego resulta que está de acuerdo con los
ladrones. Chesterton. Drôle de police!
—Ni más ni menos, señor. Basta una sola prueba: todo lo hacen por dinero. Desde
un bautismo hasta una extremaunción. Y el dinero es el instrumento típico del
demonio. Caramba, las ocho y media! Abreviaré. Los católicos. La conducta de la
mayoría de los católicos demuestra la negación absoluta de su doctrina. Curas y
católicos desvirtúan la religión por medio de sus pasiones y de su egoísmo. Unos y
otros están ávidos de riqueza material y no retroceden ante ningún medio para
obtenerla. En cuanto a los judíos, ya dije lo fundamental. Los semitas están unidos
a Satanás, que ellos llaman Jehová, mediante el pacto de la circuncisión. Como en
todo
pacto
diabólico
no
podía
faltar
la
sangre.
Pero
debo
abreviar,
lamentablemente, ya que podría decir aún cosas de suma importancia. La lucha
actual es una lucha satánica contra la Divinidad, una lucha cruel y despiadada
tendiente a satanizar el mundo. Y la tierra se convertiría así en un trampolín para la
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