"comprensible", la melodía. Observe cómo empieza a tomar importancia la mano
derecha en los compositores románticos, eh?
Primitivamente se escribía de arriba abajo, como los chinos, o de derecha a
izquierda, como los semitas. Recién las palabras gnothi seauton, en el templo del
Sol, corren de izquierda a derecha. Observe, Dr. Sabato: la primera forma bajaba a
la tierra; la segunda, la de los semitas, hacia el inconciente o lo pasado; recién la
última, la nuestra, se orienta a la toma de conciencia. Heracles, en la encrucijada,
toma el camino de la derecha. Los difuntos justos en opinión de Platón, toman el
camino hacia la derecha y arriba; los injustos hacia abajo e izquierda. Reflexione,
mi querido doctor, reflexione. Todavía tiene tiempo y crea en una persona, etc.
—Pero no veo por qué debe alarmarlo...
—Tengo una dolorosa experiencia. Hay algo en esas cartas, una cierta insistencia
en verme, algo vinculado con el mundo de la ciencia, es decir de la luz, que, en
fin... Es cuestión de olfato, sabe? Sus cartas son cada vez más decididas, respiran
algo debajo de su amabilidad formal. Y ahora he decidido de una buena vez tomar
el toro por las astas. Precisamente —miró el reloj—, he quedado en visitarlo a eso
de las seis. Tengo que irme ya. Nos veremos pronto.
EL DR. SCHNITZLER
Cuando tocó el timbre, sintió primero que un ojito lo escrutaba por la mirilla
durante un tiempo que le pareció desproporcionado. Luego, la puerta se entreabrió
y vio asomar una cabeza obtenida mediante el cruzamiento de un pájaro con un
ratón.
Con su vocecita aguda y nerviosa manifestó una alegría tipo tambien pájaro. Era
flaco, consumido por años entre libros. Sus ojitos de ratón brillaban detrás de los
cristales de esos anteojos redondos con bordes de acero que los hippies pusieron
nuevamente de moda, pero que seguramente él habría comprado hace medio siglo
en Alemania y conservado con el mismo cuidado con que mantenía sus libros en la
biblioteca
alineados
como
un
ejército
germánico,
limpios
y
desinfectados,
numerados.
Sí, eso es: se movía con la saltarina rapidez de los pájaros cuando andan en tierra,
con saltitos nerviosos y secos: una especie de staccato de alguna grotesca partitura
de Haydn. Le mostraba los libros en la página exacta, los volvía a colocar con sumo
cuidado en el lugar en que debía. Pensó: si este individuo se viera obligado por
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