Test Drive | Page 243

—Quisiera que este trabajo sobre los porteros y las ratas estuviera bajo su advocación, por decirlo así. —Mi advocación? —Sí, si no tiene inconveniente. Por eso de los Ciegos. Desde que lo leí me sentí perturbado, me hizo atender a ciertos rumores. —Rumores? —Quiero decir en mi propio espíritu. —Usted escribe? —No, esto es lo primero que hago. Me lo encargó Walker porque le hablé del tema, porque quería verlo. En realidad soy fotógrafo. —Fotógrafo? "Grabador de luz". Y también se decidía a abandonar el mundo de la luz! Le contó otras cosas el joven del Busto, productos de sus investigaciones: la lucha de la Casa de la Moneda contra las ratas que se comen los billetes. Después de años de cálculos, de proyectos meticulosos, de luchas fracasadas, construyeron un formidable recinto de cemento armado. Fracasó también. Las ratas entraron por las cañerías? Se reprodujeron dentro del recinto? Conversaron sobre la posibilidad de llevar a cabo una investigación completa en subterráneos, sótanos, cloacas, cañerías de desagüe. Investigación complejísima y presumiblemente aterradora. En el momento de irse el joven del Busto, estuvo a punto de hablarle de ese asunto de los poneros. Pero le pareció que por el momento no era conveniente. Acaso, tampoco necesario. IBA POR CORRIENTES cuando vio venir a Astor Piazzolla. Y se disponía a conversar con él cuando advirtió que se equivocaba: era una especie de caricatura. El hombre se detuvo sorprendido, mientras S. se alejaba avergonzado. Dobló en la primera esquina, como huyendo. Estaba en la calle Suipacha. Se quedó un momento simulando mirar una vidriera, y cuando se tranquilizó buscó un café para tomar algo. Precisamente estaba al lado del TÍO CARLOS. No estaba Kuhn en la caja, así que buscó una mesita cualquiera, en momentos en que vio a Piazzolla que le sonreía. —Qué, mi barba te asusta? —preguntó Astor. —No, no es eso. 243