Test Drive | Page 237

Pero estaba distraído, me equivocaba torpemente. Lo volví al tubo y decidí ir a tomar un café. En el pasillo me encontré con Bruno Pontecorvo, simpático como siempre pero muy agitado. Me preguntó por von Halban. Le respondí que no lo había visto. Andaban histéricos, luchando por la paternidad de la fisión. En la calle, el frío me ayudó a despejarme. Sentía que volvían antiguas obsesiones que cuando niño me habían aterrado. Y ahora me aterraban aún más, precisamente porque se producían en una persona grande y rodeada de otros que sólo creían en fórmulas matemáticas y partículas atómicas, en explicaciones. Recordé a Frazer, el alma que viaja durante el sueño, y los desdoblamientos. Los occidentales somos tan burdos. Acaso hombres como Hoffmann y Poe y Maupassant eran simples mitómanos? No serían las pesadillas verdaderas en un sentido más profundo? Y los personajes de ficción (hablo de los auténticos, los que brotan como los sueños, no los fabricados) no visitarían regiones remotas, como el alma en las pesadillas? El sonambulismo. Adónde iba, cuando me levantaba de niño? Qué continentes había recorrido en aquellos viajes? Mi cuerpo iba a la sala, al cuarto de mis padres. Pero mi alma? El cuerpo se mueve por un lado o permanece en su cama, pero el alma divaga por ahí. Por ejemplo, a quién le sucedió aquello de los ojos de la muerta? Lo de la infancia me pasó a mí, ya lo sé. Me pregunto lo de la calle Montsouris. (Souris! Ratones! Recién ahora lo advierto!) Desde aquella época he tratado de descifrar la trama secreta, y aunque a veces creo vislumbrarla, me mantengo a la expectativa, porque mi larga experiencia me ha probado que debajo de una trama hay siempre otra más sutil o menos visible. En estos últimos tiempos, no obstante, he intentado atar cabos sueltos que parecen orientarme en el laberinto. Por de pronto, aquellos episodios ocurrieron en el momento en que empecé a abandonar la ciencia, que es el universo de la luz. Después, hacia 1 947, advertí que en Sartre todo provenía de la vista, y que también él se había refugiado en el pensamiento puro, mientras que sus sentimientos de culpa lo forzaban a las buenas acciones. Culpa = ceguera? Finalmente, el Nouveau Roman, la escuela de la mirada, el objetivismo. O sea de nuevo la ciencia, la pura visión del objeto del ingeniero Robbe-Grillet. Por algo N. Sarraute se ríe de los "pretendidos abismos de la conciencia". En fin, se ríe... Es una manera de decir. En el fondo, todos ellos tienen miedo, todos sin excepción rehúyen al universo tenebroso. Porque las potencias de la noche no perdonan a los que tratan de arrancarle sus secretos. Por eso también me odian: por el mismo motivo que los colaboracionistas detestan a los que con riesgo de sus vidas combaten al enemigo que ocupa la nación. 237