tranquilizó, como alguien que a punto ya de ser desnudado por un loco en una
plaza ve que el loco se retira. Pero fue un alivio transitorio.
—El hombre es un ser dual —dijo Sabato—. Trágicamente dual. Y lo grave, lo
estúpido es que desde Sócrates se ha querido proscribir su lado oscuro. Los
filósofos de la Ilustración sacaron la inconciencia a patadas por la puerta. Y se les
metió de vuelta por la ventana. Esas potencias son invencibles. Y cuando se las ha
querido destruir se han agazapado y finalmente se han rebelado con mayor
violencia y perversidad. Mirá la Francia de la razón pura. Ha dado más
endemoniados que ningún otro país: desde Sade hasta Rimbaud y Genet.
Se quedó callado, mirándolo.
—Claro, yo no podía decir esto los otros días. No sé. Me pareció que tu amigo... En
fin... cómo te diré... A veces me apena decir ciertas cosas delante de alguien que...
Marcelo había bajado sus ojos.
—Por eso decía. Se habla de la misión de la novela. Como si se hablara de la misión
de los sueños! Mirá Voltaire. Uno de los campeones de los tiempos modernos. Ya lo
creo! Basta leer el CANDIDE para darse cuenta de lo que hay debajo de esa corteza
de pensamiento ilustrado.
Sabato se rió, pero su risa no era sana.
—Y el otro es más grotesco, todavía. El mismísimo director de la Enciclopedia. Qué
te parece. Habrás leído LE NEVEU, no?
Marcelo hizo un gesto negativo.
—Deberías leerlo. Sabés que Marx lo elogió? Claro, por otras razones, creo. En fin,
sea como sea. Por eso te decía que entraron por la ventana. No es una casualidad
que el desarrollo de la novela coincida con el desarrollo de los tiempos modernos.
Dónde se iban a refugiar las Furias? Se habla mucho del Hombre Nuevo, con
mayúscula. Pero no vamos a crear a ese hombre si no lo reintegramos. Está
desintegrado
por
esta
civilización
racionalista
y
mecánica
de
plásticos
y
computadoras. En las grandes civilizaciones primitivas las fuerzas oscuras eran
reverenciadas.
Estaba oscureciendo y Marcelo se sentía aliviado por la falta de luz.
—Nuestra civilización está enferma. No sólo hay explotación y miseria: hay miseria
espiritual, Marcelo. Y yo estoy seguro de que vos tenés que estar de acuerdo
conmigo. No se trata de conseguir heladeras eléctricas para todo el mundo. Se
trata de crear un ser humano de verdad. Y mientras tanto, el deber del escritor es
escribir la verdad, no contribuir a la degradación con mentiras.
Marcelo no comentaba nada y él se sentía cada vez peor. Teóricamente todo eso lo
sentía muy bien, pero su lado moralista y hasta burgués quizá lo atormentaba:
pobres cieguitos! Esa clase de cosas. Y qué quería? Que Marcelo lo aplaudiera por
describir horrores? Sabía, por otra parte, que a pesar de su cortesía y de su
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