Test Drive | Page 150

—Me parece muy pesimista. —Sí. —Y por qué se empeña en luchar, entonces? En quedarse aquí? —Qué sé yo. La miró con cuidado. —Vos pertenecés a alguna organización peronista? Ella vaciló. —Quiero decirte a alguna organización marxista del peronismo. —Sí, es decir no... Ando en dudas, tengo amigos... ya veremos... —Pero vos sos marxista. —Sí. —Mirá. Sigo creyendo, como en aquellos tiempos de, cómo decirte... de catecumenia, que Marx es uno de los filósofos que ha trastornado el pensamiento contemporáneo. Pero luego empecé a apartarme en varias cosas... Recordás la sorpresa de Marx, su perplejidad con los trágicos griegos? —No. —Se queda pensativo, por decirlo así, sobre la forma en que aquellos poetas siguen emocionándonos, a pesar de que las estructuras sociales en que surgieron hayan desaparecido. Tendría que admitir que hay valores "metahistóricos" en el arte, lo que seguramente lo avergonzaría. Vos estudiás filosofía? —No, estudio letras —admitió, como si se tratara de algo ridículo. —Me pareció que te interesaba más la filosofía. —Creo que sí. Leo más filosofía que literatura. Pero he leído muy poco y muy mal, me parece. —No te preocupés. Tampoco yo he estudiado mucho. Soy poco más que un escritor que me vengo planteando desde hace casi treinta años el problema del hombre. De la crisis del hombre. La poca filosofía que conozco la aprendí a tumbos, a través de mis búsquedas personales en la ciencia, en el surrealismo, en la revolución. No es resultado de una biblioteca sino de mis desgarramientos. Tengo lagunas inmensas, las mismas que tengo en literatura, en todo. Cómo te explicaría? Quedó pensando. —Es como si fuese un explorador en busca de un tesoro metido en una selva, para llegar a la cual he debido atravesar montañas peligrosas, ríos torrentosos, desiertos. He estado perdido muchas veces, no sabía para dónde agarrar. Creo que me salvó nada más que el instinto de vida. Y bien: esa ruta la conozco, al menos la viví, no me enteré por libros de geografía. Pero no sé infinitas cosas que están fuera de esa ruta. Más aún: no me interesan. Sólo pude aprender lo que me apasionó de modo vital, lo que tenía que ver con ese tesoro. Silvia parecía adelantar aún más que de costumbre su cabeza, escrutándolo. 150