cercanías de París hacia fines de siglo consultando algunos cuadros de Van Gogh.
Es evidente que el arte es un lenguaje más emparentado con el sueño y con el mito
que con las estadísticas y las crónicas de los periódicos. Como el sueño y el mito es
una ontofanía...
—Una onto qué? —gritó el Cosaco, con alarma.
—Una ontofanía, una revelación de la realidad. Pero de toda la realidad, eh! De
toda. No sólo de la exterior sino de la interior. No sólo de la racional sino de la
irracional. Comprendan. Eso es infinitamente complejo. Porque sufre sin duda una
fuerte impregnación de lo objetivo, pero que mantiene con ese mundo objetivo una
relación muy sutil, muy compleja. Hasta contradictoria. Si la sociedad fuera lo
decisivo, lo único, cómo podría explicarse la diferencia entre una literatura como la
de Balzac y la de su contemporáneo Lautréamont? O como la de Claudel y la de
Céline? En definitiva, todo arte es individual porque es la visión de una realidad a
través de un espíritu que es único.
—Nos estamos apartando del problema —interrumpió Araujo con aspereza.
—El que se está apartando del problema es usted! Y le advie 'F