—Si nosotro lo pobre no apoderamo de la tierra y de la máquina y del cuero y de
lorno de ladrillo, podemo fabricá zapato y levantá construcione, y sembrá y
cosechá, porque pa eso tenemo lo brazo. Y no habería pobreza ni esclavitú. Ni
enfermedá. Y todo podríamos ir a lescuela.
Nacho lo miraba con asombro.
Carlucho arregló las revistas y los cigarrillos, pero su mente estaba vuelta a su
interior. Hacía un gran esfuerzo mental, pero su voz estaba desprovista de rencor:
era serena y cariñosa.
—Mirá, Nacho —prosiguió—. Todo é muy simple. Luvi lo esplicaba todo con el librito
y poniendo cosita en el suelo. Así y así: que esta piedrita é la fábrica, que este
mate é la máquina, que esto porotito somo lo pione. Y te digo que esplicaba cómo
no habería má enfermedá, ni tísico, ni miseria, ni esplotación. Todo el mundo
tendría de trabajá. Y el que no trabaja no tiene derecho a viví. Bah, testoy
hablando de lombre y mujere sano. No te hablo de lo nene ni de lonfermo, ni de lo
viejo. Al contrario, decía Luvi, todo lo que trabajan tienen el debé de mantené a
linválido, a lo niño y lo viejo. Así que uno hace zapato, el otro hace larina, el