—Sí, Nacho. Lanarquismo.
—Y qué es eso?
Carlucho se sentó en su sillita enana y sonrió con ojos meditativos y nostálgicos.
Era evidente que pensaba en algo muy lejano pero lindo.
—Aquí tendría destar Luvi —dijo.
—Luvi?
—Sí, Luvi.
—Y quién es Luvi?
En los grandes momentos, cuando Carlucho se disponía a iniciar alguna de aquellas
ideas que sentía profundamente, cambiaba la yerba del matecito, se tomaba su
tiempo y preparaba lo que iba a decir con largos silencios, así como las estatuas se
colocan en las placas, rodeadas de espacios que las destaquen en toda su belleza.
—Quién era Luvi —comentó con los ojos siempre nostálgicos.
Después de sentarse de nuevo en la sillita enana, la misma que había pertenecido a
su padre, explicó:
—Ya te dije que al año 18, justo cuando terminó la guerra, yo pionaba a la estancia
DON JACINTO, la estancia de doña María Unzué Dalviar. Junto con Custodio Medina
pionaba. Entonces llegó Luvi. Sentiste hablá de lo linyera, vo?
—Linyera?
—Sabían vení de muy lejo, con latadido a la espalda. Caminando por la vía el
ferrocarril, y despué por lo camino. Venían a la estancia y siempre había comida y
un catre pa lo linyera, esa é la verdá.
—Pero entonces eran piones, como vos o Medina?
Carlucho hizo un gesto negativo con el dedo.
—No señó, no eran pione. Lo linyera eran linyera, no pione. Lo pione éramo
conchabado pa trabajá.
—Conchabado?
—Pero sí, sonso. Trabajábamo pa ganá dinero, comprendé.
—Y los linyeras no trabajaban?
—Sí que trabajaban, pero no pa ganá dinero. Nadie lo obligaba.
Nacho no entendía. Carlucho lo miró, frunció la frente en un gran esfuerzo y trató
de ser más claro.
—Lo linyera eran libre como lo pájaro, entendé? Venían a la estancia, hacían alguno
trabajito si querían y despué se iban como habían venido. Lo estoy viendo como
hoy, cuando Luvi había guardado toda su cosita y había hecho latado pa irse. Don
Busto, el mayordomo, le dijo si se quiere quedá aquí, amigo Luvi, tiene trabajo si
quiere. Pero Luvi dijo no don Bu