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espantosa sensación de que el tipo estaba padeciendo dolores infernales. Pero ahora comprendo que su alma está ya en su Infierno. Sus movimientos feroces, sus sufrimientos, sus gestos y actitudes de fiera acorralada por horrendos peligros, sus aparentes delirios, no son otra cosa que la experiencia directa y actual del Infierno. Están padeciendo despiertos lo que nosotros sufrimos en las peores pesadillas. En algunos casos, este descenso a los antros infernales puede ser sólo transitorio. Es el caso de los endemoniados. Mirá la intuición de esas viejas sabidurías. —Los hotentotes? —Seres que únicamente después de complicadas operaciones, que sólo ciertos iniciados eran capaces de llevar a cabo, volvían a la vida normal, como si despertaran de una pesadilla atroz. —No veo por qué, si su teoría es correcta, no hay tipos que también ven el Paraíso. —Y claro, sonsa. Nunca tuviste sueños beatíficos? Y los manicomios, nunca viste esos locos apacibles, sonrientes, que no hacen mal a nadie? Ahora fijate bien en lo que te voy a decir. Esta enajenación puede suscitarse también de modo voluntario. Los místicos. Los poetas: "Je dis qu'il faut être voyant, se faire voyant!" —Bueno, si Codovilla no está, que venga un desmistificador. —Eso es, sólo falta que bajes hasta los últimos escalones del positivismo. Y después te reís del pobre Arrambide. En el fondo, creo que los dos están cortados por la misma tijera. Se irritó y se levantó para irse. —No, eso no. No me vas a dejar ahora con el suspenso. —Está bien. Te digo, voluntariamente algunos seres pueden alcanzar esa separación o enajenación. Podés ayudar con la ansiedad y el ayuno, la tenacidad de tu propósito, además, claro, de tus facultades nativas, la inspiración divina o demoníaca. Es lo que logran los místicos. El éxtasis. Ves cómo el lenguaje no engaña nada más que a los idiotas. Éxtasis. Ponerse fuera de sí, salirse de su propio cuerpo, colocarse en la pura eternidad. Los yoguis, por ejemplo. En esa muerte de sí mismos para renacer a otra región, liberándose de la cárcel temporal. Y los artistas. Lo que dice Platón no es otra cosa que lo que pensaban los antiguos: que el poeta, inspirado por los demonios, repite palabras que nunca habría dicho en su sano juicio, describe visiones de sitios sobrenaturales, lo mismo que el místico. En ese estado, ya te lo dije, el alma posee una percepción distinta de la normal, se borran las fronteras entre el objeto y el sujeto, entre lo real y lo imaginario, entre el pasado y el futuro. Y así como personas ignorantes han sufrido visiones y han pronunciado palabras en lenguas que desconocen, una muchacha de vida inocente como Emily Brontë pudo escribir un libro terrible. Cómo puede describir si no un alma como la de Heathcliff, entregada a las potencias infernales? Esa desencarnación del alma del artista en el momento de su inspiración también 113