—Se basa en la posibilidad de que el alma pueda desprenderse del cuerpo.
—Casi nada.
—En efecto. Pero es la única forma, a mi juicio, de explicar la premonición, la
videncia, todo eso. Leé a Frazer, por otra parte: todos los pueblos primitivos creen
que durante el sueño el alma se separa del cuerpo.
—Ah, no, Ernesto! Esto es ya demasiado! Ahora resulta que la mejor prueba de una
teoría es la que crean los hotentotes! Ya es el colmo de la irresponsabilidad y del
oscurantismo. Tienen razón los bolches, viejo. De eso a recibir guita de la embajada
norteamericana hay un paso.
—Ahora resulta que Lévi-Strauss es agente de la CIA. Mira lo que dice de las
culturas llamadas primitivas.
—Bueno, está bien, dejemos a la CIA a un lado. Y qué.
—Al desprenderse el alma del cuerpo, se desprende de las categorías del espacio y
del tiempo, que rigen sólo para la materia, y puede observar un puro presente. Si
esto es cierto, los sueños no sólo darían rastros significativos del pasado sino
visiones o símbolos del futuro. Visiones no siempre claras. Casi nunca unívocas o
literales.
—Por qué no?
—Porque en esas regiones el pasado, con sus dolores y recuerdos, con sus
pasiones, aparece mezclado con el porvenir, enturbiándolo y deformándolo en el
transmisor que es el alma ya semiencarnada en el momento en que comenzamos a
despertar. Entendés? Ya empezó a entrar en el cuerpo, y por lo tanto empiezan a
dominarla las categorías causales y racionales. Pero aun así trae un recuerdo de
aquel misterio, aunque sea un recuerdo ambiguo y como enturbiado por la tierra.
Te agrego más: como la muerte de nuestro cuerpo está en nuestro futuro, el sueño
nos trae también, a veces, visiones de nuestro más allá. Las pesadillas serían las
visiones del infierno que nos espera. Es clarísimo, no?
—Sí, muy claro. Todo depende, claro, de que los hotentotes sepan más que
nosotros. Andá, andá a la embajada, que necesito unos dólares.
—Esperá, ésta es la primera parte de mi teoría. Lo que el hombre corriente
experimenta en los sueños, los seres anormales lo viven en sus estados de trance:
los videntes, los locos, los artistas y místicos.
—Esperá que lo llame a Codovilla. 7
—En el acceso de locura, el alma sufre un proceso parecido, si no idéntico, al que
sufre todo hombre en el momento de dormirse: se sale del cuerpo e ingresa en otra
realidad. Nunca te pusiste a pensar en esa expresión "estar fuera de sí"? Y palabras
como alienación o enajenación, eh? Cada vez que he visto un loco furioso tuve la
7 Jefe del Partido Comunista. (N. del Ed.)
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