Test Drive | Page 104

A algunos de los cuales les aduce que está sufriendo un inexistente ataque de gota, que por otra parte se produce apenas invocado. Ataque que le dura quince o veinte días y que es aprovechado para leer de una buena vez el QUIJOTE, prometiéndose que apenas salga del dolor se pondrá a escribir. Proyecto que debe ser postergado por un hecho que le cae como un rayo en un día de sol: alguien quiere hablarle de un asunto, pero de un modo personal, por favor, no telefónicamente. Subraya esta condición. Un asunto? El desconocido da infinidad de vueltas hasta que debe aludir al motivo de la entrevista: algo vinculado con lo que ha escrito sobre los Ciegos. Caramba, cómo lo lamenta, pero no podrá reunirse para discutir ese asunto, por muchos motivos, pero principalmente porque él no puede ser responsable de lo que diga o haga uno de sus personajes. El Desconocido aparenta admitir el argumento, pero a los pocos días insiste en su pedido y habla circunstanciadamente con la empleada. Luego intenta dos veces más hablar con S., quien no lo atiende. Pero que a causa de ese llamado ha desistido nuevamente de su proyecto de escribir. Se limita a permanecer sentado en su cuarto de trabajo, durante horas, mirando un rincón. SEGUÍA SU MALA SUERTE, ERA EVIDENTE pero no podía volverse atrás, así que se hundió en un sillón, jurándose que, pasara lo que pasare no intervendría. Los ojos de Beba despedían rayos lasser. —Lo único que falta —gritaba— es que negués la videncia. A lo que el Dr. Arrambide, ajustándose la corbata y estirando las mangas de su camisa azul, con su cara de permanente sorpresa, respondió que él quería hechos, no generalidades. Hechos, mis amigos. Además, todo dependía de lo que se entendiera por videncia: un radiólogo que descubre un tumor con rayos X, por ejemplo, ve cosas que otros no ven. Los ojitos de Beba fulguraron con acida ironía: —Sos de las personas que eyaculan con sólo ver una foto de los hermanos Wright. Y ahora me venís con esa antigüedad de los rayos X. —Te digo. Es un ejemplo. Tal vez ciertos sujetos emitan rayos que todavía no conocemos. Sí, claro, típico. Acercándose amenazadoramente con su vaso de whisky, le exigió que concretase: creía en Saleme, sí o no. Arrambide se ajustó el nudo de la corbata, estiró las mangas de la camisa y respondió: 104