Actividades agrícolas
Mucho tiempo antes de conocer los procesos químicos de la fertilización, el hombre abonó
sus terrenos de cultivo con estiércol, paja o peces muertos. Sin embargo, por razones
económicas, estos abonos no se purifican y contienen pequeñas proporciones de metales y
metaloides tóxicos que se acumulan en el suelo.
Los insecticidas o plaguicidas, de uso frecuente en la agricultura, representan otro problema
severo de contaminación, ya que su degradación por medios naturales es muy lenta;
algunos insecticidas como el DDT o el ALDRIN pueden permanecer en el suelo hasta por 15
años. La acumulación de estas sustancias causa cambios en la biota del suelo, lo cual
produce cultivos con valores nutritivos disminuidos y deficiencias en el desarrollo de las
plantas.
Parte de los insecticidas se infiltra y contamina los depósitos de agua subterránea, por lo
cual es frecuente encontrar manantiales que contienen DDT. Estas sustancias también
pueden llegar a los escurrimientos que alimentan los ríos y así desembocar en el mar, y
también se han encontrado peces y aves acuáticas con rastros de DDT en su organismo.
Los insecticidas llegan al humano por medio de los vegetales, mariscos o peces
contaminados, y pueden provocar intoxicaciones, a veces mortales.
La manera más adecuada de evitar los problemas ocasionados por el uso de plaguicidas en
las labores agrícolas es el empleo de métodos naturales, como pueden ser el control
biológico de plagas, el empleo de semillas resistentes a infecciones, la rotación de cultivos y
respetar las épocas de arado y siembra.
Los desechos sólidos
El hombre siempre ha generado desechos; unos son producto natural de su fisiología y otros
resultan de sus actividades socioeconómicas. Cuando estos últimos en su mayoría son de
naturaleza sólida, reciben el nombre de desechos sólidos (o también, basura), y se clasifican
de la manera siguiente:
Biodegradables. Aquellos que al ser descompuestos por la acción de organismos
pueden reincorporarse en un ciclo biogeoquímico; ejemplo de ellos son los restos de
comida, aceites, huesos, papel y madera.
No degradables. Los que al no ser descompuestos permanecen en el medio
ocasionando, de manera directa o indirecta, alteraciones en él; algunos ejemplos son
el vidrio, latas, botellas, y la mayoría de materiales plásticos o metálicos.
Los desechos sólidos provienen de las actividades domésticas, agrícolas o industriales, y
pueden contaminar el agua, el aire o el suelo.
Las naciones industrializadas han multiplicado por cuatro su producción de desechos sólidos
en los últimos 50 años. En México, a fines de la década de 1980 ya se producían diariamente
50000 toneladas de basura, lo que arroja un promedio aproximado de 650 gramos por
habitante, por día. En el Distrito Federal se producen 11 000 toneladas diarias (más o menos
1 kg por habitante); de las cuales 65% corresponde a desechos de las actividades
domésticas y el resto son productos industriales.
Los desechos sólidos son recolectados en vehículos apropiados (no siempre disponibles,
sobre todo en ciudades pequeñas) y transportadas a depósitos especiales, casi siempre en
los alrededores de la ciudad, y que por lo común se encuentran a cielo abierto. Estos
depósitos representan enormes focos de contaminación del terreno, pues éste queda
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