esclavitud a la imaginación, la obliga a servir de bufón, hasta que ésta se venga de la más
terrible manera.
Metzengerstein
Metzengerstein.
Saturday Courier, 14 de enero de 1832 (1)
Este cuento —el primero publicado— apareció por segunda vez con el subtítulo
«Cuento a imitación de los alemanes». Su aire marcadamente «gótico» —en el sentido que
toma la palabra cuando se aplica a las novelas de Maturin, Mrs. Radcliffe, Walpole y,
naturalmente, a la narrativa de los románticos alemanes, como Hoffmann y Von Arnim—
contiene ya valores puramente poeianos. La presencia del tapiz, por ejemplo, abre la serie
de las decoraciones misteriosas y en extraña analogía con el drama que se cumple entre
ellas.
La caja oblonga
The Oblong Box
Godey’s Lady’s Book, septiembre de 1844
(49)
Otra transparente presencia de la necrofilia, que se muestra sin ambages y en su forma
más repugnante.
El hombre de la multitud
The Man of the Crowd.
Burton’s Gentleman’s Magazine, diciembre de 1840
(27)
El prestigio de este relato no parece basarse tanto en su tema, ya de por sí interesante y
sugestivo, como en la gran habilidad técnica de su factura. El ensayo de caracterización de
una multitud —que tanto obsesionará a muchos novelistas contemporáneos— se logra aquí
con recursos aparentemente simples, pero tras los cuales se esconde la sensibilidad del
observador «capaz de leer la historia de muchos años en el breve intervalo de una mirada».
La cita
The Assignation.
Godey’s Lady’s Book, enero de 1834.
Titulo original: The Visionary (7)
Hobson Quinn ha señalado el paralelismo de este relato con Doge und Dogaressa, de
Hoffmann, mostrando, empero, una esencial diferencia de clima. La extravagante efusión
romántica del principio, nada frecuente en Poe, y el no menos extravagante absurdo de que