Test Drive | Page 529

posible, por ejemplo, que se ahogara usted en seguida... o se atragantara con un hueso de pollo... o se ahorcara... o se hiciera morder por un...? ¡Ah, espere! Ahora que lo pienso, en el patio hay dos excelentes bulldogs... magníficos ejemplares, le aseguro... absolutamente salvajes... Justamente lo que usted necesita... Seguro que se la comerán con auriculas y todo en menos de cinco minutos... (Aquí está mi reloj.) ¡Piense en las sensaciones! ¡Pues bien... Tom... Peter...! ¡Dick, maldito villano... ! ¿Van a soltar de una vez a los...? Pero, como yo tenía realmente mucha prisa y no podía perder un momento más, me vi obligada con mucha pena a apresurar mi partida y a marcharme en el acto... quizá algo más bruscamente de lo que la cortesía hubiera exigido en otras circunstancias. Apenas me separé de Mr. Blackwood, mi objetivo inmediato consistió en seguir su consejo y meterme en alguna dificultad, para lo cual pasé la mayor parte del día dando vueltas por Edimburgo en busca de aventuras desesperadas... aventuras propias de la intensidad de mis sentimientos y bien adaptadas al amplio carácter del artículo que me proponía escribir. Me acompañaron en esta excursión Pompeyo, mi sirviente negro, y Diana, mi perrita, a quienes había traído conmigo desde Filadelfia. Pero sólo hacia el final de la tarde logré triunfar en mi ardua empresa. Y un importante evento tuvo lugar, que el próximo artículo a la manera del Blackwood (en tono heterogéneo) contendrá en sustancia y resultados.