práctica. Como resultado del mismo, me libré del viejo cargoso y comencé a sentirme un
tanto independiente y con aires de caballero. Lo malo era que la falta de dinero me afectó
mucho las primeras semanas, pero después de haber aprendido a usar mis ojos descubrí
cómo tenía que manejar la cosa. Nótese que digo «la cosa», pues estoy informado de que la
palabra latina correspondiente es rem. Dicho sea de paso, y ya que hablamos de latín,
¿podría decirme alguien el significado de quocumque y el de modo?
Mi plan era extremadamente sencillo. Compré por menos de nada una decimosexta
participación en la revista The Snapping-Turtle. Y eso fue todo. La cosa quedaba terminada
así, y el dinero entraba en mi bolsillo. Cierto que hubo algunas cosillas insignificantes por
hacer con posterioridad, pero no formaban parte del plan, sino que eran su consecuencia.
Por ejemplo, compré pluma, tinta y papel y los puse en furiosa actividad. Habiendo
completado un artículo en esta forma, lo titulé: FOL LOL, por el autor de «Aceite de Bob»,
y la remití al Goosetherumfoodle. Pero, como esta revista lo declarara «disparate» en sus
«Respuestas mensuales a los colaboradores», cambié el título del artículo por el de:
MANTANTIRULIRULÁ, por THINGUM BOB, Esq., autor de la Oda sobre el «Aceite de
Bob» y director de «The Snapping-Turtle». Así enmendado, volví a enviarlo al
Goosetherumfoodle, y mientras esperaba la respuesta publiqué diariamente en The
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