composiciones puedan ser confundidas. Sep. 15—1 t.»
La generosa aprobación de un diario tan clarividente como el Mole colmó mi alma de
satisfacción. Lo único que se me ocurrió objetar fue que los términos «despreciable
vagabundo» podrían haber sido sustituidos ventajosamente por «odioso y despreciable
villano, miserable y vagabundo». Pienso que esto hubiera sonado de manera más graciosa.
«Adamantino»; además, expresaba insuficientemente lo que sin duda alguna pensaba el
Mole de la brillantez del «Aceite de Bob».
Aquella misma tarde en que leí las reseñas llegó a mis manos un ejemplar del DaddyLong-Legs, periódico proverbial por la amplísima latitud de sus apreciaciones. En él
encontré lo siguiente:
«¡Lollipop! Esta rutilante revista acaba de publicar su número de octubre. Toda
cuestión de preeminencia queda definitivamente descartada, y de ahora en adelante sería
completamente ridículo que el Hum-Drum, el Rowdy-Dow o el Goosetherumfoodle hicieran
cualquier otro espasmódico esfuerzo por competir con ella. Dichas revistas podrán
sobrepasar al Lollipop en vocinglería, pero en t