perjuicios inevitables. Esa seda, como me lo explicó, era un tejido hecho con las entrañas
de una especie de gusano de tierra. El gusano era cuidadosamente alimentado con moras —
una fruta semejante a la sandía— y, cuando estaba suficientemente gordo, lo aplastaban en
un molino. La pasta así obtenida recibía el nombre de papiro en su primer estado, y sufría
variedad de procesos hasta convertirse finalmente en «seda». ¡Cosa singular, fue en un
tiempo muy admirada como artículo de vestimenta femenina! Los globos también se
construían por lo general con seda. Una clase mejor de material, según parece, se halló
luego en el plumón que rodea las cápsulas de las semillas de una planta vulgarmente
llamada euphorbium, pero que en aquella época la botánica denominaba vencetósigo. Esta
última clase de seda recibía el nombre de seda-buckingham76, a causa de su duración
superior, y por lo general se la preparaba para el uso barnizándola con una solución de
caucho, sustancia que en algunos aspectos debe de haberse asemejado a la gutapercha,
ahora de uso común. Este caucho merecía en ocasiones el nombre de goma de la India o
goma de whist77, y se trataba, sin duda, de uno de los numerosos hongos existentes. No me
dirá usted otra vez que en el fondo no soy una verdadera arqueóloga.
Hablando de cuerdas-guías, parece que la nuestra acaba de hacer caer al agua a un
hombre que viajaba en una de las pequeñas embarcaciones propulsadas magnéticamente
que surcan como enjambres el océano a nuestros pies; se trata de un barco de unas seis mil
toneladas y, a lo que parece, vergonzosamente sobrecargado. No debería permitirse a esas
diminutas embarcaciones que llevaran más de un número fijo de pasajeros. Como es
natural, no se permitió al hombre que volviera a bordo y muy pronto él y su salvavidas se
perdieron de vista. Me alegra, querido amigo, vivir en una edad demasiado ilustrada para
suponer que cosas tales como los meros individuos puedan existir. La verdadera
Humanidad sólo se preocupa por la masa. Y ya que estamos hablando de la humanidad,
¿sabía usted que nuestro inmortal Wiggins no es tan original en su concepción de las
condiciones sociales y otros puntos análogos, como sus contemporáneos parecen suponer?
Pundit me asegura que las mismas ideas fueron formuladas casi de la misma manera, hace
unos mil años, por un filósofo irlandés llamado Peletero, a causa de que tenía un negocio al
menudeo para la venta de pieles de gato y otros animales78. Pundit sabe, como no lo ignora
usted, y no es posible que se engañe. ¡Cuan admirablemente vemos verificada diariamente
la profunda observación del hindú Aries Tottle, según la cita Pundit! «Cabe así sostener que
no una, o dos, o pocas veces, sino repetidas casi hasta el infinito, las mismas opiniones
giran en círculo entre los hombres»79.
2 de abril.- Nos pusimos hoy al habla con el cúter magnético que se halla a cargo de la
sección central de los alambres tele ܰ