Mr. Gliddon era de opinión que, dada la rojez de la epidermis, el embalsamamiento
debía haberse efectuado con betún; pero, al raspar la superficie con un instrumento de acero
y arrojar al fuego el polvo así obtenido, percibimos el perfume del alcanfor y de otras
gomas aromáticas.
Revisamos cuidadosamente el cadáver, buscando las habituales aberturas por las cuales
se extraían las entrañas, pero, con gran sorpresa, no las descubrimos. Ninguno de nosotros
sabía en aquel momento que con frecuencia suelen encontrarse momias que no han sido
vaciadas. Por lo regular se acostumbraba extraer el cerebro por las fosas nasales y los
intestinos por una incisión del costado; el cuerpo era luego afeitado, lavado y puesto en
salmuera, donde permanecía varias semanas, hasta el momento del embalsamamiento
propiamente dicho.
Como no encontrábamos la menor señal de una abertura, el doctor Ponnonner
preparaba ya sus instrumentos de disección, cuando hice notar que eran más de las dos de la
mañana. Se decidió ent