resulta químicamente insuficiente para la debida renovación de la sangre en un ventrículo
del corazón. A menos que faltara esta renovación, no veía razón alguna para que la vida no
pudiera mantenerse, incluso en el vacío; pues la expansión y compresión del pecho,
llamadas vulgarmente respiración, son acciones puramente musculares, y causa, no efecto,
de la respiración. En una palabra, supuse que así como el cuerpo llegaría a habituarse a la
falta de presión atmosférica, del mismo modo las sensaciones dolorosas irían
disminuyendo; para soportarlas mientras duraran confiaba en la férrea resistencia de mi
constituci