la vecindad inmediata de la tierra; y que al mismo tiempo se da por sentado que la vida
animal es esencialmente incapaz de modificación a cualquier distancia inalcanzable desde
la superficie. Ahora bien, partiendo de tales datos, todos estos razonamientos tienen que ser
simplemente analógicos. La mayor altura jamás alcanzada por el hombre es de 25.000 pies
en la expedición aeronáutica de Gay-Lussac y Biot. Se trata de una altura moderada, aun si
se la compara con las ochenta millas en cuestión, y no pude dejar de pensar que la cosa se
prestaba a la duda y a las más amplias especulaciones.
»De hecho, al ascender a cualquier altitud dada, la cantidad de aire ponderable
sobrepasada al seguir ascendiendo no se halla en proporción con la altura adicional
alcanzada (como puede deducirse claramente de lo ya dicho), sino en una proporción
decreciente constante. Resulta claro, pues, que por más alto que ascendamos no podemos,
literalmente hablando, llegar a un límite más allá del cual no haya atmósfera. Mi opinión
era que debía existir, aunque pudiera ser que se hallara en un estado de infinita rarefacción.
»Por otra parte, sabía que no faltaban argumentos para probar la existencia de un límite
real y definido de la atmósfera más allá del cual no habría absolutamente nada de aire. Pero
una circunstancia descuidada por los sostenedores de dicha teoría me pareció, si no capaz
de refutarla por entero, digna, al menos, de ser considerada seriamente. Al comparar los
intervalos entre las sucesivas llegadas del cometa de Encke a su perihelio, y después de
tener debidamente en cuenta todas las perturbaciones ocasionadas por la atracción de los
planetas, parece ser que los períodos están disminuyendo gradualmente; vale decir que el
eje mayor de la elipse trazado por el cometa se está acortando en un lento pero regular
proceso de reducción. Ahora bien, esto debería suceder así si suponemos que el cometa
experimenta una resistencia por parte de un medio etéreo excesivamente rarefacto que
ocupa la zona de su órbita, ya que semejante medio, al retardar la velocidad del cometa,
debe aumentar su fuerza centrípeta debilitando la centrífuga. En otras palabras, la atracción
del sol estaría alcanzando cada vez más intensidad y el cometa iría aproximándose a él a
cada revolución. No parece haber otra manera de explicar la variación aludida.
»Hay más: Se observa que el diámetro real de la nebulosidad del cometa se contrae
rápidamente al acercarse al sol y se dilata con igual rapidez al alejarse hacia su afelio. ¿No
me hallaba justificado al suponer, con Valz, que esta aparente condensación de volumen se
origina por la compresión del aludido medio etéreo, y que se va densificando
proporcionalmente a su proximidad al sol? El fenómeno que afecta la forma lenticular y
que se denomina luz zodiacal era también un asunto digno de atención. Esta radiación tan
visible en los trópicos, y que no puede confundirse con ningún resplandor meteórico, se
extiende oblicuamente desde el horizonte, siguiendo, por lo general, la dirección del
ecuador solar. Tuve la impresión de que provenía de una atm