tiempos de El cuervo. Un cuento podía nacer al despertar de una de sus frecuentes
«pesadillas diurnas»; un poema, tal como Edgar entendía su génesis y su composición,
exigía una serenidad interior que le estaba vedada. En eso, más que en otra cosa, hay que
buscar el motivo de la desproporción entre su poesía y su obra en prosa.
En junio de 1840, Edgar se separó definitivamente del Burton’s Magazine por razones
de incompatibilidad asaz complejas. Pero la refundición de esta revista con otra, bajo el
nombre de Graham’s Magazine, le permitió, después de un período penoso y oscuro, en el
que estuvo enfermo (se sabe de un colapso nervioso), reanudar su trabajo como director
literario, en condiciones más ventajosas. Poe especificó ante Graham, propietario del
Magazine, que no había abandonado el proyecto de fundar una revista propia, y que llegado
el momento renunciaría a su puesto. Su empleador no tuvo motivos para lamentar el aporte
que Edgar trajo al Graham’s, y que puede calificarse de sensacional. Cuando tomó la
dirección había apenas cinco mil suscriptores; al irse dejó cuarenta mil... H\