forma antes de llegar a Fremont, porque sus aguas estaban heladas. El camino se hallaba,
pues, completamente libre de obstáculos, y a Phileas Fogg sólo podían darle cuidado dos
circunstancias: una avería en el aparato o un cambio de viento.
La brisa, sin embargo, no amainaba, y antes al contrario, soplaba hasta el punto de poder
tumbar el palo, si bien le sostenían con firmeza los obenques de hierro. Esos alambres
metálicos, semejantes a las cuerdas de un instrumento, resonaban como si un arco hubiese
provocado sus vibraciones. El trineo volaba, acompañado de una armonía plañidera de muy
particular intensidad.
-Esas cuerdas dan la quinta y la octava -dijo mister Fogg.
Fueron éstas las únicas palabras que pronunció durante la travesía. Mistress Aouida,
cuidadosamente envuelta en los abrigos y mantas de viaje, estaba preservada, en lo posible,
del alcance del frío.
En cuanto a Picaporte, roja la cara como el disco solar cuando se pone entre brumas,
aspiraba aquel aire penetrante, dando rienda a sus esperanzas con el fondo de imperturbable
confianza que las distinguía. En vez de llegar por la mañana a Nueva York, se llegaría por la
tarde, pero todavía existían probabilidades de que esto ocurriese antes de salir el vapor de
Liverpool.
Picaporte experimentó hasta deseos de dar un apretón de manos a su aliado Fix, no
olvidando que era el inspector mismo quien había proporcionado el trineo de velas, y por
consiguiente, el único medio de llegar a Omaba a tiempo; pero, obedeciendo a un indefinible
presentimiento, se mantuvo en su acostumbrada reserva.
En todo caso, había una cosa que Picaporte no olvidaría jamás, esto es: el sacrificio de
mister Fogg para librarlos de los sioux arriesgando su fortuna y su vida. No; ¡jamás lo
olvidaría su criado!
Mientras que cada uno de los viajeros se entregaba a reflexiones diversas, el trineo volaba
sobre la inmensa alfombra de nieve, y si atravesaba algunos ríos, afluentes o subafluentes del
Little-Blue, no se percataba nadie de ello. Los campos y los cursos de agua se igualaban bajo
una blancura uniforme. El l