Test Drive | Page 59

ello tuviera que ir hasta Macao, cuando le salió al encuentro un marino que, descubriéndose, le dijo: -¿Busca Vuestro Honor un barco? -¿Lo tenéis dispuesto a marchar? -preguntó mister Fogg. -Sí, señor; un barco-piloto, el número 43, el mejor de la flotilla. -¿Marcha bien? -Entre ocho y nueve millas, lo menos. ¿Queréis verlo? -Sí. -Vuestro Honor quedará satisfecho. ¿Se trata de un paseo por mar? -No. De un viaje. -¡Un viaje! -¿Os encargáis de conducirme a Yokohama? El marino, al oír esto, se quedó con los brazos colgando y los ojos desencajados. -¿Vuestro Honor se quiere reír? --dijo. -¡No! -He perdido la salida del "Camatic", y tengo que estar el 14, lo más tarde, en Yokohama, para tomar el vapor de San Francisco. -Lo siento -respondió el piloto-, pero es imposible. -Os ofrezco cien libras por día, y una prima de doscientas libras si llego a tiempo. -¿Formalmente? - preguntó el piloto. -Muy formal -respondió mister Fogg. El piloto se había retirado aparte. Miraba al mar, luchando evidentemente entre el deseo de ganar una suma enorme y el temor de aventurarse tan lejos. Fix estaba sufriendo mortales angustias. Entretanto, mister Fogg se había vuelto hacia Aouida, diciéndole: -¿No tendréis miedo? --Con vos, no, míster Fogg -respondió la joven viuda. El piloto se había adelantado de nuevo hacia el gentleman, dando vueltas al sombrero entre las manos. -¿Y bien, piloto? -dijo mister Fogg. -Pues bien, Vuestro Honor -respondió el piloto-; no puedo arriesgar ni a mis hombres, ni a mí, ni a vos mismo en tan larga travesía, sobre una embarcación de veinte toneladas y en esta época del año. Además, no llegaríamos a tiempo, porque hay mil seiscientas cincuenta millas de Hong-Kong a Yokohama. -Mil seiscientas tan sólo --dijo mister Fogg. -Lo mismo da. Fix respiró una bocanada de aire. -Pero -añadió el piloto-, habría, quizá, medio de arreglar la cosa de otro modo. Fix ya no respiró. -¿Cómo? - preguntó Phileas Fogg. .Yendo a Nagasaki, en la punta meridional del Japón, mil cien millas, o a Shangai, ochocientas millas de Hong-Kong. En esta última travesía nos separariamos poco de la costa china, lo cual sería una gran ventaja, tanto más cuanto que las corrientes van hacia el Norte. -Piloto --dijo Phileas Fogg-, en Yokohama es donde debo tomar el correo americano, y no en Shangai ni en Nagasaki. -¿Por qué no? - repuso el piloto-. El vapor de San Francisco no sale de Yokohama, sino que hace allí escala, así como en Nagasaki, siendo Shangai su punto de partida. -¿Estáis cierto de lo que decís? -Cierto. Página 59