joven viajera? Ese viaje al través de la India, por el contrario, ¿había sido emprendido con el
fin de reunirse con tan linda persona? ¡Porque era lindísima! Bien lo había reparado Fix en la
sala de audiencias del tribunal de Calcuta.
Fácil es comprender cuán caviloso debía estar el agente. Ocurriósele la idea de algún rapto
criminal. ¡Sí! ¡Eso debía ser! Este pensamiento se incrustó en el cerebro de Fix, reconociendo
todo el partido que de esta cireunsancia podía sacar. Fuese o no casada la joven, había rapto, y
era posible suscitar en HongKong tales dificultades al raptor, que no pudiera salir de ellas ni
aun a fuerza de dinero.
Pero no había que aguardar la llegada del "Rangoon" a Hong-Kong. Ese Fogg tenía la
detestable costumbre de saltar de un buque a otro, y antes que la denuncia se entablase podía
estar lejos.
Lo que importaba era prevenir a las autoridades inglesas y señalar el paso del "Rangoon"
antes del desembarque. Nada era más fácil, puesto que el vapor hacía escala en Singapore, y
esta ciudad se hallaba enlazada con la costa de China por un alambre telegráfico.
Sin embargo, antes de obrar, y con el fin de proceder con más seguridad, Fix resolvió
interrogar a Picaporte. Sabía que no era muy difícil hacerle hablar, y se decidió a romper el
disimulo que hasta entonces había guardado. Pero no había tiempo que perder, porque era el
31 de octubre, y al día siguiente el "Rangoon" debía hacer escala en Singapore.
Saliendo, pues, aquel día de su camarote, Fix apareció en el puente con intento de ir al
encuentro de Picaporte con señales de la mayor sorpresa. Picaporte se estaba paseando a proa
cuando el inspector corrió hacia él, exclamando:
-¡Vos aquí en el "Rangoon"!
-¡El señor Fiz a bordo! -respondió Picaporte, absolutamente sorprendido al reconocer a su
compañero de travesía del "Mongolia"-. ¡Cómo! ¡Os dejo en Bombay y os encuentro en
camino de Hong-Kong! Entonces, ¿también estáis dando la vuelta al mundo?
-No -respondió Fix- y pienso detenerme en Hong-Kong, al menos durante algunos días.
-¡Ah! - dijo Picaporte que tuvo un momento de asombro-. ¿Y cómo no os he visto desde la
salida de Calcuta?
--Cierto malestar.. un poco de mareo... He guardado cama en mi camarote... El golfo de
Bengala no me prueba tan bien como el Océano de las Indias. ¿Y vuestro amo mister Phileas
Fogg?
-Con cabal salud y tan puntual como su itinerario. ¡Ni un día de atraso! ¡Ah, señor Fix, no lo
sabéis; pero también está con nosotros una joven señora!
-¿Una joven señora? -respondió el agente, que aparentaba perfectamente no comprender lo
que su interlocutor quería decir.
Pero Picaporte lo puso pronto al corriente de la historia. Refirió el incidente de la pagoda de
Bombay, la adquisición del elefante al precio de dos mil libras, el suceso del "sutty", el rapto
de Aouida, la sentencia del tribunal de Calcuta, la libertad bajo caución. Fix, que conocía la
última parte de estos incientes, fingía ignorarlos todos, y Picaporte se dejaba llevar por el
encanto de contar sus aventuras a un oyente que tanto interés demostraba en escucharlas.
-Pero en suma -preguntó Fix-, ¿es que vuestro amo intenta llevarse a esa joven a Europa?
-No, señor Fix, no. Vamos a entregarla a uno de sus parientes; rico comerciante de
Hong-Kong.
-¡Nada por hacer! -dijo entre sí el detective disimulando su despecho-. ¿Queréis una copa de
gin, señor Picaporte?
-Con mucho gusto, señor Fix. ¡Nuestro encuentro a bordo del "Rangoon" bien merece que
bebamos!
Página 47