––Soy autodidacta, y quizá no confíe demasiado en mi propia capacidad. Por tanto, desearía que
mi amigo fuera más sabio y avezado que yo, para afianzarme y apoyarme en él. Tampoco creo que
sea imposible encontrar un verdadero amigo.
––Estoy de acuerdo con usted contestó el extranjero–– en que la amistad es algo no sólo
deseable, sino posible. Tuve una vez un amigo, el más noble de los seres humanos, y por tanto estoy
capacitado para juzgar con respecto a la amistad. Tiene usted esperanzas y el mundo ante usted es
suyo, y no tiene razón para desesperar. Mas yo..., yo he perdido todo y no puedo empezar la vida de
nuevo.
Al decir esto, su rostro cobró una expresión de sereno y resignado dolor que me llegó al corazón.
Pero él permaneció en silencio, y al poco se retiró a su camarote.
Incluso desfondado como está, nadie puede gozar con mayor intensidad que él de la hermosura de
la naturaleza. El cielo estrellado, el mar y todo el paisaje que estas maravillosas regiones nos
proporcionan parecen tener aún el poder de despegar su alma de la tierra. Un hombre así tiene una
doble existencia: puede padecer desgracias, y verse arrollado por el desencanto; pero, cuando se
encierre en sí mismo, será como un espíritu celeste rodeado de un halo cuyo círculo no ose atravesar
ni el pesar ni la locura.
¿Te ríes del entusiasmo que demuestro respecto a este divino nómada? Si fuera así, debes haber
perdido esa inocencia que constituía tu encanto característico.