Test Drive | Page 41

tan conmovedora belleza, que al punto me hicieron derramar lágrimas de tristeza y admiración. Cantó, y su voz era modulada y rica en cadencias, como la del ruiseñor. Cuando hubo terminado, le dio la guitarra a Agatha, que en un principio se mostró reacia a tomarla. Luego tocó una sencilla tonadilla. También cantó, con dulce voz, pero muy distinta de la maravillosa modulación de la extranjera. El anciano estaba embelesado, y dijo algo que Agatha intentó explicarle a Safie. Parecía quererle decir que con su música le producía un gran placer. Los días pasaban ahora con la misma tranquilidad que antes, con la sola diferencia de que la alegría había sustituido a la tristeza en el rostro de mis amigos. Safie estaba siempre alegre y contenta. Ambos progresamos en la lengua con rapidez, de modo que al cabo de dos meses empecé a entender la mayoría de las cosas que decían mis protectores. Entretanto, la oscura tierra se iba cubriendo de verdor, salpicado de innumerables flores de dulce aroma y maravillosa vista, como estrellas que brillaban con delicado color a la luz de la luna. El sol fue calentando más, y las noches se hicieron claras y suaves. Mis paseos nocturnos me caus