sólo la aniquilación de uno de nosotros romperán. Os proponéis matarme. ¿Cómo os atrevéis a jugar
así con la vida? Cumplid vuestras obligaciones para conmigo, y yo cumpliré las mías para con vos y el
resto de la humanidad. Si aceptáis mis condiciones, os dejaré a vos y a ellos; pero si rehusáis, llenaré
hasta saciarlo el buche de la muerte con la sangre de tus amigos.
––¡Aborrecible monstruo!, ¡demonio infame!, los tormentos del infierno son un castigo demasiado
suave para tus crímenes. ¡Diablo inmundo!, me reprochas haberte creado; acércate, y déjame apagar la
llama que con tanta imprudencia encendí.
Mi cólera no tenía límites; salté sobre él, impulsado por todo lo que puede inducir a un ser a matar a
otro. Me esquivó fácilmente y dijo:
¡Serenaos! Os ruego me escuchéis antes de dar rienda suelta a vuestro odio. ¿Acaso no he sufrido
bastante que buscáis aumentar mi miseria? Amo la vida, aunque sólo sea una sucesión de angustias, y
la defenderé. Recordad: me habéis hecho más fuerte que vos; mi estatura es superior y mis miembros
más vigorosos. Pero no me dejaré arrastrar a la lucha contra vos. Soy vuestra obra, y seré dócil y
sumiso para con mi rey y señor, pues lo sois por ley natural. Pero debéis asumir vuestros deberes, los
cuales me adeudáis. Oh Frankenstein, no seáis ecuánime con todos los demás y os ensañéis sólo
conmigo, que soy el que más merece vuestra justicia e incluso vuestra clemencia y afecto. Recordad
que soy vuestra criatura. Debía ser vuestro Adán, pero soy más bien el ángel caído a quien negáis toda
dicha. Doquiera que mire, veo felicidad de la cual sólo yo estoy irrevocablemente excluido. Yo era
bueno y cariñoso; el sufrimiento me ha envilecido. Concededme la felicidad, y volveré a ser virtuoso.
¡Aparta! No te escucharé. No puede haber entendimiento entre tú y yo; somos enemigos. Apártate, o
midamos nuestras fuerzas en una lucha en la que sucumba uno de los dos.
¿Cómo podré conmoveros?; ¿no conseguirán mis súplicas que os apia 0