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Caballo de Troya J. J. Benítez Uno de los fariseos llegó a proponer una resolución por la que se dictase la inmediata captura del Galileo y su ejecución sin juicio previo. Esto provocó agrias discusiones entre los 71 miembros del Sanedrín, en especial entre algunos «ancianos» o representantes de la «nobleza laica» (caso de José de Arimatea) y los fariseos. Aquellos consideraban ilegal y abominable tal decisión. Tras dos horas de debate, y en vista del escaso éxito de los que pretendían que el proceso contra Jesús se desarrollase bajo la más estricta ortodoxia, catorce miembros de la gran asamblea judía se levantaron, presentando allí mismo su dimisión. Dos semanas después, cuando el Sanedrín aceptó estas dimisiones, el consejo relevó de sus cargos a otros cinco destacados miembros, bajo la acusación de «reflejar sentimientos de amistad hacia el Nazareno». Estas circunstancias despejaron el camino del Sanedrín, que tomó la decisión casi unánime de prender y ajusticiar al Maestro. Lázaro y su familia no se equivocaban al creer que la suerte de Jesús estaba echada. El odio del Sanedrín contra el rabí era tal que aquella misma tarde del viernes, 10 de marzo, los policías del templo recibieron la orden de buscar y capturar a Jesús, «allí donde se encontrase». Pero la inminente entrada del sábado (al atardecer del viernes) salvaría al Nazareno. Aunque todo Jerusalén sab