Test Drive | Page 63

Caballo de Troya J. J. Benítez Pronto comprobé que aquellas gentes eran, casi en su totalidad, galileos llegados en sucesivas caravanas y que, de acuerdo con una ancestral costumbre, solían acampar a este lado de la ciudad. La fiesta de la Pascua, una de las más solemnes del año, reunía en Jerusalén a cientos de miles de israelitas, procedentes de las distintas provincias y del extranjero. Aquel año, además, la solemnidad era doblemente importante, al coincidir dicha Pascua en sábado1. El alojamiento en Jerusalén debía ser harto difícil y los peregrinos terminaban por acomodarse en los alrededores. Entre las tiendas distinguí a decenas de mujeres y niños, ocupados en animadas conversaciones o afanados en el arreglo de sus frágiles pabellones de pieles y telas multicolores. A pesar de no estar obligados a participar en la fiesta, estaba claro que las familias judías acudían en su totalidad hasta la ciudad santa. Y allí permanecían durante los días y noches previos a los sagrados ritos de la ofrenda y de la cena pascual. Mientras caminaba entre aquella multitud alegre, variopinta y parlanchina empecé a intuir cómo pudo ser -cómo iba a ser- la entrada triunfal de Jesús de Nazaret en las primeras horas de la tarde del domingo en Jerusalén... Con gran contento por mi parte, ninguno de los acampados o de los peregrinos que se cruzaban conmigo mostraban el menor asombro al verme. Sin embargo, mi inquietud creció al divisar al fondo del camino un grupo de jinetes, perteneciente a la guarnición romana en Jerusalén, que regresaba seguramente a sus acuartelamientos en la fortaleza Antonia. Como medida precautoria, y fingiendo cansancio, me senté al borde del sendero, al pie de una de las tiendas. Instintivamente me llevé la mano al oído y bajando el tono de mi voz comuniqué a Eliseo la proximidad de la patrulla. Mi hermano, previa consulta al ordenador, me proporcionó algunos datos sobre los soldados: Puede tratarse de una pequeña unidad -una turmae- formada por unos treinta y tres jinetes. La legión con base en Cesarea dispone de 5600 hombres, de los que 120 pertenecen a la caballería. La presencia de una de las cu