IMPEY BARBICANE, P. G. C.»
II
Comunicación del presidente Barbicane
El 5 de octubre, a las ocho de la noche, una multitud compacta se apiñaba en los salones del
Gun Club, 21, Union Square. Todos los miembros de la sociedad resi-dentes en Baltimore
habían acudido a la cita de su presi-dente.
En cuanto a los socios correspondientes, los trenes los depositaban a centenares en las
estaciones de la ciu-dad, sin que por mucha que fuese la capacidad del salón de sesiones,
cupiesen todos en ella. Así es que aquel con-curso de sabios refluía en las salas próximas,
en los co-rredores y hasta en los vestíbulos exteriores, donde se condensaba un gentío
inmenso que deseaba con ansia conocer la importante comunicación del presidente
Bar-bicane. Los unos empujaban a los otros, y mutuamente se atropellaban y aplastaban
con esa libertad de acción característica de los pueblos educados en las ideas de-mocráticas.
Un extranjero que se hubiese hallado aquella noche en Baltimore no hubiera conseguido a
fuerza de oro pe-netrar en el gran salón, exclusivamente reservado a los miembros
residentes o correspondientes, sin que nadie más pudiera ocupar en él puesto alguno; así es
que los notables de la ciudad, los magistrados del consejo y la gente selecta habían tenido
que mezclarse con la turba de sus admiradores para coger al vuelo las noticias del interior.
La inmensa sala ofrecía a las miradas un curioso es-pectáculo. Aquel vasto local estaba
maravillosamente adecuado a su destino. Altas columnas, formadas de ca-ñones
sobrepuestos que tenían por pedestal grandes morteros, sostenían la esbelta armazón de la
bóveda, verdadero encaje de hierro fundido admirablemente recor-tado. Panoplias