He aquí el texto del mismo, que se conserva aún en los archivos del Gun Club:
«Francia, París.
»30 septiembre, 4 h. mañana.
»Barbicane. Tampa, Florida.
»Estados Unidos.
»Reemplazad granada esférica por proyectil cilindro-cónico. Partiré dentro. Llegaré por
vapor Atlanta.
MICHEL ARDAN.
XVIII
El pasajero del Atlanta
Si tan estupenda noticia, en vez de volar por los hilos telegráficos, hubiera llegado
sencillamente por correo, cerrada y bajo un sobre, si los empleados de Francia, Ir-landa,
Terranova y Estados Unidos de América no hu-biesen debido conocer necesariamente la
confidencia te-legráfica, Barbicane no habría vacilado un solo instante. Hubiese callado por
medida de prudencia, y para no desprestigiar su obra. Aquel telegrama, sobre todo
pro-cediendo de un francés, podía ser una burla. ¿Qué apa-riencia de verdad tenía la
audacia de un hombre capaz de concebir la idea de un viaje semejante? Y si en realidad
había un hombre resuelto a llevar a cabo tan singular propósito, ¿no era un loco a quien se
debía encerrar en una casa de orates, y no en una bala de cañón?
Pero el parte era conocido, porque los aparatos de transmisión son por su naturaleza poco
discretos, y la proposición de Michel Ardan circulaba ya por los diver-sos Estados de la
Unión. No tenía, pues, Barbicane nin-guna razón para guardar silencio acerca de ella, y por
tanto reunió a los individuos del Gun Club, que se ha-llaban en Tampa, y, sin dejarles
entrever su pensamien
to, sin discutir el mayor o menor crédito que le merecía el telegrama, leyó con sangre fría
su lacónico texto.
¡Imposible!
¡Es inverosímil!
¡Pura broma!
¡Se están burlando de nosotros!