Sin embargo continuó el presidente , se necesita la cantidad de pólvora que he dicho.
Pensadlo bien, un millón seiscientas mil libras de pólvora producirán seis mil millones de
litros de gas. ¡Seis mil millones! ¿Lo en-tendéis?
Pero, entonces, ¿cómo hacerlo? preguntó el general.
Muy sencillamente. Es preciso reducir esta enorme cantidad de pólvora conservándola
con este poder me-cánico.
¡Bueno! Pero ¿cómo?
Voy a decíroslo
respondió tranquilamente Barbi-cane.
Sus interlocutores le miraban ávidamente.
Nada, en efecto, es más fácil dijo que reducir esta masa de pólvora a un volumen
cuatro veces menos con-siderable. Todos conocéis esa curiosa materia que cons-tituyen los
tejidos elementales de los vegetales, llamada celulosa.
Os comprendo, querido Barbicane
dijo el mayor.
Esta materia prosiguió el presidente se saca per-fectamente pura de varios cuerpos,
especialmente del al-godón, y no es más que la pelusa de los granos del algo-donero. El
algodón, combinado con el ácido nítrico en frío, se transforma en una sustancia
eminentemente ex-plosiva. En 1832, Braconnot, químico francés, descu-brió esta sustancia,
a la cual dio el nombre de xiloidina. En 1838, Pelouze, otro francés, estudió sus diversas
pro-piedades, y, por último, en 1846, Shonbein, profesor de química en Basilea, la propuso
como pólvora de guerra. Esta pólvora es el algodón azótico o nítrico...
O piróxilo
respondió Elphiston.
O fulmicotón replicó Morgan.
¿No hay un solo nombre americano que pueda po-nerse al pie de este descubrimiento?
exclamó J. T. Mas-ton a impulsos de su amor propio nacional.
Ni uno, desgraciadamente
respondió el mayor.
Sin embargo repuso el presidente , debo decir, para halagar el patriotismo de Maston,
que los trabajos de un conciudadano nuestro se refieren al estudio de la celulosa, pues el
colidón, uno de los principales agentes de la fotografía, no es más que piróxilo disuelto en
el éter con adición de alcohol, y ha sido descubierto por Maynard, que estudiaba entonces
medicina en Boston.
¡Pues hurra por Maynard y por el fulmicotón!
Gun Club.
ex-clamó el entusiasta secretario del