velocidad inicial suficiente? Durante la segunda sesión de la comisión de-bía responderse
satisfactoriamente a esta pregunta.
A1 día siguiente por la noche, los cuatro miembros del Gun Club se sentaban delante de
nuevas montañas de emparedados, a la orilla de un verdadero océano de té. La discusión
empezó de inmediato, sin ningún preámbulo.
Mis queridos colegas dijo Barbicane , vamos a ocuparnos de la máquina que se ha de
construir, de su tamaño, forma, composición y peso. Es probable que lleguemos a darle
dimensiones gigantescas, pero, por grandes que sean las dificultades, nuestro genio
indus-trial las allanará fácilmente. Tened, pues, la bondad de escucharme, y no os
desagrade hacerme las objeciones que os parezcan convenientes. No las temo.
Un murmullo aprobador acogió esta declaración.
No olvidemos continuó Barbicane el punto a que ayer nos condujo nuestra discusión.
El problema se presenta ahora bajo esta forma: dar una velocidad inicial de 12.000 yardas
por segundo a una granada de 108 pul-gadas de diámetro y de 20.000 libras de peso.
He aquí el problema, en efecto
respondió el ma-yor Elphiston.
Prosigo repuso Barbicane . Cuando un proyectil se lanza al espacio, ¿qué sucede? Se
halla solicitado por tres fuerzas independientes: la resistencia del medio, la atracción de la
Tierra y la fuerza de impulsión de que está animado. Examinemos estas tres fuerzas. La
resis-tencia del medio, es decir, la resistencia del aire, será poco importante. La atmósfera
terrestre no tiene más que 40 millas de altura, que con una velocidad de 12.000 yardas el
proyectil podrá atravesar en cinco segundos, lo que nos permite considerar la resistencia del
medio como insignificante. Pasemos a la atracción de la Tierra, es decir, al peso de la
granada. Ya sabemos que este peso disminuirá en razón inversa del cuadrado de las
distan-cias. He aquí to que la física nos enseña: cuando un cuer-po abandonado a sí mismo
cae a la superficie de la Tie-rra, su caída es de 15 pies(1) en el primer segundo, y si este
mismo cuerpo fuese transportado a 257.542 millas o, en otros términos, a la distancia a que
se encuentra la Luna, su caída quedaría reducida a cerca de media línea, en el primer
segundo, to que es casi la inmovilidad. Trátase, pues, de vencer progresivamente esta
acción del peso. ¿Cómo la venceremos? Mediante la fuerza de impul-sión.
1.
4,90 metros.
He aquí la dificultad
respondió el mayor.