Test Drive | Page 30

¿Así pues repuso Barbicane , 800 yardas son el máximo de la velocidad alcanzada hasta ahora en balís-tica? Sí respondió Morgan. Diré, sin embargo replicó J. T. Maston , que si mi mortero no hubiese reventado... Sí, pero reventó respondió Barbicane con un ade-mán benévolo . Tomemos, pues, por punto de partida la velocidad de 800 yardas. La necesitamos veinte veces mayor. Dejando para otra sesión la discusión de los me-dios destinados a producir esta velocidad, Ilamo vuestra atención, mis queridos colegas, sobre las dimensiones que conviene dar a la bala. Bien comprendéis que no se trata ahora de proyectiles que pesen media tonelada. ¿Por qué no? preguntó el mayor. Porque respondió al momento J. T. Maston se necesita una bala que sea bastante grande para llamar la atención de los habitantes de la Luna, en el supuesto de que la Luna tenga habitantes. Sí respondió Barbicane , y también por otra ra-zón aún más importante. ¿Qué queréis decir, Barbicane? preguntó el mayor. Quiero decir que no basta enviar un proyectil para no volverse a ocupar de él; es menester que le sigamos durante su viaje hasta el momento de llegar a su destino. ¡Cómo! dijeron el general y el mayor, algo sor-prendidos de la proposición. Es natural repuso Barbicane con la seguridad de un hombre que sabe to que se dice , de otra suerte nues-tro experimento no produciría el menor resultado. Pero entonces replicó el mayor ¿vais a dar al proyectil dimensiones enormes? No, escuchadme. Ya sabéis que los instrumentos de óptica han adquirido una perfección suma. Con cier-tos telescopios se han llegado a obtener aumentos de seis mil veces el tamaño natural, y a acercar la Luna a unas dieciséis leguas. A esta distancia, los objetos cuyo volu-men es de 60 pies, son perfectamente visibles. Si no se ha llevado más lejos el poder de penetración de los telescopios, ha sido porque este poder no se ejerce sino en me-noscabo de la claridad; la Luna, que no es más que un es-pejo reflector, no envía una luz bastante intensa para que se pueda llevar el aumento más allá de ese límite. ¿Qué pensáis, pues, hacer? diámetro de sesenta pies? preguntó el general . ¿Daréis a vuestro proyectil un ¡No! ¿Os comprometéis, pues, a volver la Luna más lu-minosa?