bajel le hallarán, si le pesan a oro; y así, puedes, Sancho, pasear una mano por un muslo, y si topares
cosa viva, saldremos desta duda; y si no, pasado habemos.
–Yo no creo nada deso –respondió Sancho–, pero, con todo, haré lo que vuesa merced me manda,
aunque no sé para qué hay necesidad de hacer esas experiencias, pues yo veo con mis mismos ojos
que no nos habemos apartado de la ribera cinco varas, ni hemos decantado de donde están las
alemañas dos varas, porque allí están Rocinante y el rucio en el propio lugar do los dejamos; y
tomada la mira, como yo la tomo ahora, voto a tal que no nos movemos ni andamos al paso de una
hormiga.
–Haz, Sancho, la averiguación que te he dicho, y no te cures de otra, que tú no sabes qué cosa sean
coluros, líneas, paralelos, zodíacos, clíticas, polos, solsticios, equinocios, planetas, signos, puntos,
medidas, de que se compone la esfera celeste y terrestre; que si todas estas cosas supieras, o parte
dellas, vieras claramente qué de paralelos hemos cortado, qué de signos visto y qué de imágines
hemos dejado atrás y vamos dejando ahora. Y tórnote a decir que te tientes y pesques, que yo para
mí tengo que estás más limpio que un pl[i]ego de papel liso y blanco.
Tentóse Sancho, y, llegando con la mano bonitamente y con tiento hacia la corva izquierda, alzó la
cabeza y miró a su amo, y dijo:
–O la experiencia es falsa, o no hemos llegado adonde vuesa merced dice, ni con muchas leguas.
–Pues ¿qué? –preguntó don Quijote–, ¿has topado algo?
–¡Y aun algos! –respondió Sancho.
Y, sacudiéndose los dedos, se lavó toda la mano en el río, por el cual sosegadamente se deslizaba el
barco por mitad de la corriente, sin que le moviese alguna inteligencia secreta, ni algún encantador
escondido, sino el mismo curso del agua, blando entonces y suave.
En esto, descubrieron unas grandes aceñas que en la mitad del río estaban; y apenas las hubo visto
don Quijote, cuando con voz alta dijo a Sancho:
Portal Educativo EducaCYL
http://www.educa.jcyl.es