ha hecho vileza alguna, y una vez que se desmandó a hacerla la lastamos mi señor y yo con las
setenas. Digo otra vez que puede vuestra merced detenerse, si quisiere; que, aunque se la den entre
dos platos, a buen seguro que el caballo no la arrostre.
Detuvo la rienda el caminante, admirándose de la apostura y rostro de don Quijote, el cual iba sin
celada, que la llevaba Sancho como maleta en el arzón delantero de la albarda del rucio; y si mucho
miraba el de lo verde a don Quijote, mucho más miraba don Quijote al de lo verde, pareciéndole
hombre de chapa. La edad mostraba ser de cincuenta años; las canas, pocas, y el rostro, aguileño; la
vista, entre alegre y grave; finalmente, en el traje y apostura daba a entender ser hombre de buenas
prendas.
Lo que juzgó de don Quijote de la Mancha el de lo verde fue que semejante manera ni parecer FP