EL LÁSER, LA LUZ DE NUESTRO TIEMPO
bastante denso durante suficiente tiempo y que el sistema sea capaz de devolver la energía introducida. Para eso se necesitan tiempos entre pico y nanosegundo y por ello se requieren láseres increíblemente grandes.
Independientemente de la obtención de energía, la manipulación de núcleos es uno de los grandes sueños de la ciencia, y estos láseres están propiciando un notable avance. No hay que pensar que los láseres son la Piedra
Filosofal, pero tampoco estamos tan lejos. Se ha comprobado ya que la irradiación con luz (a esas intensidades) de núcleos induce transmutaciones y abre
nuevas vías de reacciones nucleares. La principal aplicación de la transmutación es la desactivación de residuos nucleares. Ken Ledingham11, empleando
un láser de petavatio, probó hace unos años que la desactivación del yodo
129, un isótopo de vida larga que se produce en los reactores de fisión, era posible. Esto ha abierto una vía insospechada para el tratamiento de los residuos
nucleares mediante láser. Esta aplicación está en fase de prueba pero con indicaciones muy esperanzadoras.
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Figura 10.13. Ilustración esquemático de la fenomenología esperable con un pulso de Petavatio.
Cuando el haz se focaliza sobre una lámina delgada, se forma un plasma y por el lado opuesto
pueden aparecer, dependiendo de la intensidad y del blanco metálico, electrones, protones y neutrones acelerados. También aparecen fotones de rayos X de diversas energías. En casos extremos
pueden aparecer otras partículas, como piones.
10.9. Luz tan densa como la materia
Estamos llegando al final de este capítulo y del libro, y es momento de revisar lo que se entiende por un láser. El láser es luz, es una onda y, por tanto, es
algo etéreo y casi inmaterial, o ¿quizás no? Si nos piden que pensemos en algo
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K.W.D. Ledingham et al, Laser-driven photo-transmutation of 129-Iodine, a long lived nuclear
waste product, J. Phys. D, Applied Physics 36 (2003) L 79.
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