de lata, como en casa. Me contó que una negra vieja iba todos los días "a
poner orden" cuando él salía para trabajar.
-Si quieres, haz como yo, moja el pan en el café. Pero no hagas ruido al
tragar. Es feo.
En eso miré a Minguito; estaba mudo como una bruja de trapo.
-¿Qué pasa?
-Nada. Estoy escuchando.
-Mira, Minguito, no me gustan las discusiones, pero si estás enojado es
mejor que me lo digas ya.
-Es que tú ahora solamente juegas con el Portugués, y yo no puedo...
Me quedé pensativo. Era eso. No me había pasado por la cabeza que él
no podría divertirse con lo mismo.
-Dentro de dos días nos encontraremos con Buck Jones. Ya le mandé
un mensaje por el cacique "Toro sentado". Buck Jones está lejos, cazando
en Savanah... Minguito, ¿es Saváah o Savanah como se dice? En una
película tenía una "h" detrás. No sé. Cuando vaya a la casa de Dindinha le
voy a preguntar a tío Edmundo.
Nuevo silencio.
-¿Dónde estábamos?
-En mojar el café en el pan.
Largué una carcajada.
-Mojar el café en el pan no, tonto. En ese momento nos quedamos en
silencio, y él me miraba, estudiándome.
-Tanto hiciste hasta que por fin descubriste dónde vivía.
Me quedé sin saber qué decir. Resolví contar la verdad.
-¿Usted no se enojará si le digo una cosa?
-No. Entre