Test Drive | Page 86

-¿Dónde está Zezé? -Se acostó. Desde temprano que se queja de dolor de cabeza. Escuchaba extasiado, olvidando hasta el ardor de la herida. Me gustaba ser el centro de la conversación. Entonces Gloria resolvió asumir mi defensa. Lo hizo con una voz quejosa y al mismo tiempo acusadora. Todo el mundo le pega. Hoy estaba todo molido. Tres palizas son demasiado. -¡Pero es un bandido! Se queda quieto solamente cuando se lo castiga. -¿Vas a decir que no le pegas, también? -Difícilmente. Cuando mucho, le tiro de las orejas. Se hizo el silencio, y Gloria continuó defendiéndome. - Al final de cuentas, aún no cumplió los seis años. Es travieso, pero no es más que una criatura. Aquella conversación fue una felicidad para mí. *** Gloria, zapatillas. angustiada, estaba arreglándome, dándome a calzarme las -¿Podrás ir? -Aguanto, sí. -¿No vas a hacer ningún disparate en la Río-San Pablo? -No, no voy a hacer nada. -Eso que me dijiste, ¿era cierto? -No. Pero me sentía muy triste pensando que nadie me quería. Pasó sus manos por mis rizos rubios y me dejó ir. Yo pensaba en lo duro que sería llegar hasta la carretera. Que cuando me descalzara los zapatos el dolor mejoraría. Pero cuando el pie tocó directamente el suelo tuve que ir apoyándome, despacito, en el muro de la Fábrica. De esa manera no llegaría nunca. 86