-Vamos, caballito, vamos. Corre, corre...
¡Zas, zas, zas! Ya estaba reunido con Tom Mix y Fred Thompson; Buck
Jones no había querido venir esta vez y Richard Talmadge trabajaba en otra
película.
-Vamos, vamos, caballito. Corre, corre. Allá vienen los amigos apaches
llenando de polvo el camino.
¡Zas, zas, zas! La caballada de los indios estaba metiendo un ruido
bárbaro.
-Corre, corre, caballito, la planicie está llena de bisontes y búfalos.
Vamos a tirar, mi gente, ¡zas, zas, zas, zas!. . . ¡Purn, pum, pum!... ¡Fiu, fiu,
fiu! Las flechas silbaban...
El viento, la galopada, la carrera loca, las nubes de polvo y la voz de
Luis, casi gritando:
-¡Zezé! ¡Zezé!. . .
Fui deteniendo el caballo lentamente y salté sofocado por la proeza.
-¿Qué pasa? ¿Algún búfalo fue por tu lado?
-No. Vamos a jugar a otra cosa. Hay muchos indios y me dan miedo.
-Pero esos indios son los apaches. Todos son amigos.
-Pero siento miedo. Hay demasiados indios.
2
LA CONQUISTA
Los primeros días yo salía un poco más temprano para no correr el
peligro de encontrar al Portugués parado con su coche, comprando
cigarrillos. Además tenía buen cuidado de caminar por la orilla de la calle,
del lado contrario, casi cubierto por la sombra de las cercas de plantas que
unían el frente de cada casa. Y apenas llegaba a la Río-San Pablo cortaba
camino y seguía con las zapatillas de tenis en la mano, casi pegándome al
gran muro de la Fábrica. Todo ese cuidado con el pasar de los días fue
tornándose inútil. La memoria de la calle es corta y a poco nadie se
acordaba de una más de las travesuras del chico de don Pablo. Porque así
era como me conocían en los momentos de acusación: "Fue el chico de don
Pablo"... "Fue ese condenado chico de don pablo"... Fue ese chico de don
Pablo"... Una vez hasta inventaron una cosa horrible: cuando el "Bangú"
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