-Totoca.
-¿Qué pasa?
-¿La edad de la razón pesa?
-¿Qué tontería es ésa?
-Tío Edmundo lo dijo. Dijo que yo era "precoz" y que en seguida iba a
entrar en la edad de la razón. Y no siento ninguna diferencia.
-Tío Edmundo es un tonto. Vive metiéndote cosas en la cabeza.
-El no es tonto. Es sabio. Y cuando yo crezca quiero ser sabio y poeta y
usar corbata de moño. Un día voy a fotografiarme con corbata de moño.
-¿Por qué con corbata de moño?
-Porque nadie es poeta sin corbata de moño. Cuando tío Edmundo me
muestra retratos de poetas en una revista, todos tienen corbata de moño.
-Zezé, deja de creerle todo lo que te dice. Tío Edmundo es medio
"tocado". Medio mentiroso.
-¿Entonces él es un hijo de puta?
-¡Mira que ya te ganaste bastantes palizas por decir malas palabras! Tío
Edmundo no es eso. Yo dije "tocado", medio loco.
-Pero dijiste que él era mentiroso.
-Una cosa no tiene nada que ver con la otra.
-Sí que tiene. El otro día papá conversaba con don Severino, ese que
juega a las cartas con él y dijo eso de don Labonne: "El hijo de puta del viejo
miente como el diablo". . . Y nadie le pegó.
-La gente grande sí puede decirlo, no es malo. Hicimos una pausa.
-Tío Edmundo no es. . . ¿Qué quiere decir "tocado" Totoca?
El hizo girar el dedo en la cabeza.
-No, él no es eso. Es bueno, me enseña de todo, y hasta hoy solamente
me dio una palmada y no fue con fuerza.
Totoca dio un salto.
-¿Te dio una palmada? ¿Cuándo?
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