Test Drive | Page 66

-Ven conmigo. Nos sentamos en un banco de la calle Ceres y él sacó del fondo de su gran bolsa un enorme sandwich. De la cintura extrajo un cuchillo; era un cuchillo como para meter miedo. Cortó un pedazo del sandwich y me lo dio. Después bebió un trago de "cacica"* y pidió dos refrescos de limón para acompañar la merienda. El decía "merienda". Mientras se llevaba la comida a la boca me examinaba atentamente y sus ojos estaban muy contentos. *Especie de aguardiente muy fuerte (N. de la T.). -¡Sabes, pajarito, me estás dando suerte! Tengo una fila de chicos panzudos y nunca se me ocurrió la idea de aprovechar a uno de ellos para que me ayudara. Tomó un gran trago de limonada. -¿Cuántos años tienes? -Cinco. Seis. . . Cinco. -¿Cinco o seis? -Todavía no cumplí seis. -Pues eres un chico muy inteligente y bueno. -¿Eso quiere decir que el martes que viene nos volveremos a encontrar? Se rió. -Si tú quieres. -Sí que quiero. Pero voy a tener que combinar con mi hermana Ella va a comprender. Hasta es conveniente porque nunca fui hasta el otro lado de la estación. -¿cómo sabes que voy para allá? -Porque todos los martes lo espero. Una vez usted viene y la otra noEntonces Pensé que usted iría al otro. -¡Mira que eres vivo! ¿Como te llamas? -Zezé. -Y yo, Ariovaldo. ¡Choque! - Tomó mi mano entre las suyas callosas para sellar "la amistad hasta la muerte''. No fue muy difícil convencer a Gloria. 66