Test Drive | Page 129

-Te lo juro, Portuga. Pero pienso que si una persona mayor fuera conmigo, nadie diría nada. -Y si esa persona grande fuera yo. . . ¿Es eso lo que quieres? Mi rostro se iluminó de felicidad. -Pero tengo que trabajar, hijo. -A esa hora nunca hay trabajo. En vez de estar conversando o dormitando en el coche, verías a Tarzan luchando con el leopardo, el yacaré y los gorilas. ¿Sabes quién trabaja? Frank Merrill. Pero todavía estaba indeciso. -Eres un diablillo. Tienes un ardid para todo. -Son dos horas, apenas. Tú ya eres muy rico, Portuga. -Entonces, vamos. Pero vamos a pie. Voy a dejar el coche estacionado en la parada. Y nos fuimos. Pero en la boletería la empleada dijo que tenía órdenes terminantes, de no dejarme entrar durante un año. -Yo me responsabilizo por él. Eso era antes, ahora es muy juicioso. La empleada me miró y le sonreí. Tomé la entrada, me besé la punta de los dedos y soplé hacia ella. 7 EL MANGARATIBA Cuando doña Cecilia Paim preguntó si alguien quería ir al pizarrón a escribir una frase, pero una frase inventada por el alumno, nadie se animó. Pensé una cosa y levanté el dedo. -¿Quieres venir, Zezé? Salí del banco y me dirigí al pizarrón mientras escuchaba, con orgullo, su comentario: -¿Vieron? Nada menos que el más pequeño del grupo. Yo no alcanzaba bien ni a la mitad del pizarrón. Tomé la tiza y me esmeré en la letra. 129