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Después, cuando anocheció y Jandira encendió la luz del farol porque la
"Light"* había cortado la luz por falta de pago, me puse en puntas de pies
para ver la "estrella". Tenía el dibujo de una estrella en un papel y debajo
una oración para proteger la casa.
*Compañía de electricidad (N. de la T.)
-Jandira, álzame que voy a leer eso.
-Déjate de inventos, Zezé. Estoy muy ocupada.
-Álzame y vas a ver si sé leer.
-Mira, Zezé, si me estás preparando alguna de las tuyas, vas a ver.
Me alzó y me llevó detrás de la puerta.
-Bueno, a ver, lee. Quiero ver.
Entonces me puse a leer. Leí la oración que pedía a los cielos la
bendición y protección para la casa, y que ahuyentaran a los malos espíritus.
Jandira me puso en el suelo. Estaba boquiabierta.
-Zezé, te aprendiste eso de memoria. Me estás engañando.
-Te juro que no, Jandira. Sé leer todo.
-Nadie puede leer sin haber aprendido. ¿Fue tío Edmundo quien te
enseñó? ¿O Dindinha?
-Nadie.
Tomó un pedazo de diario y leí. Correctamente. Dio un grito y llamó a
Gloria. Esta se puso nerviosísima y fue a llamar a Alaíde. En diez minutos un
montón de gente de la vecindad había venido a ver el fenómeno.
Eso era lo que Totoca quería saber.
-Te enseñó, prometiéndote el caballito si aprendías.
-No, no.
-Le preguntaré a él.
-Ve y pregúntale. No sé decir cómo fue, Totoca. Si lo supiera te lo
contaría.
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