Test Drive | Page 119

-¡Qué lindo! ¡Qué lugar más lindo! Cuando me encuentre con Buck Jones le voy a decir que las campiñas y planicies suyas no le llegan a los pies a las nuestras. Me acarició la cabeza. -Así te quiero ver siempre. Viviendo los buenos sueños y no con embustes en la cabeza. Bajamos del coche y le ayudé a descargar las cosas hasta la sombra de los árboles. -¿Vienes siempre solo aquí, Portuga? -Casi siempre. ¿Ves? También tengo un árbol. -¿Cómo se llama, Portuga? Quien tiene un árbol así de grande, ha de bautizarlo. El pensó, sonrió y pensó. -Es un secreto mío, pero te lo voy a decir. Se llama Reina Carlota. -Y ella ¿habla contigo? -Hablar, no habla. Porque una reina nunca habla directamente con sus súbditos. Pero yo siempre la trato de "Majestad". -¿Qué quiere decir súbditos? -Forman el pueblo que obedece a lo que manda la reina. -¿Y yo voy a ser súbdito tuyo? Soltó una carcajada tan fuerte que levantó viento en la hierba. -No, porque no soy rey y no mando nada. Yo siempre te pediré las cosas. -Pero tú podrías ser rey. Tienes todo para serlo. Todo rey es gordo, como tú. El rey de copas, el de espadas, el de bastos y el de oros. Todos los reyes de la baraja son lindos como tú, Portuga. -Vamos. Vamos con el trabajo; si no con esta conversación tan larga no pescaremos nada. Tomó una caña de pescar, una lata en la que tenía un montón de gusanos, se quitó los zapatos y el chaleco. Sin el chaleco resultaba todavía más gordo. Señaló el río 119