-Nunca más quiero estar lejos de ti, ¿sabes?
-¿Por qué?
-Porque eres la mejor persona del mundo. Nadie me maltrata cuando
estoy cerca de ti y siento "un sol de felicidad dentro de mi corazón".
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DOS PALIZAS MEMORABLES
-Dobla aquí. Ahora cortas con el cuchillo el papel, bien por el doblez.
El ruido suave del filo del cuchillo dividía el papel.
-Ahora pega bien finito, dejando este margen. Así.
Yo estaba al lado de Totoca, aprendiendo a hacer un globo. Después
que todo estuvo pegado, Totoca prendió el globo por la punta de arriba, con
un sujetador de ropa, en una varilla.
-Solo cuando está bien seco, se le hace la abertura. ¿Aprendiste,
burrito?
-Sí, aprendí.
Nos quedamos sentados en el umbral de la puerta de la cocina, mirando
cómo el globo de colores demoraba en secarse. Totoca, compenetrado de
su calidad de maestro, iba explicando:
-Globo-mandarina uno debe hacerlo solamente después de mucha
práctica; al principio debes hacerlo apenas de dos gajos, que es más fácil.
-Totoca, si yo hago sólito un globo, ¿tú le haces la abertura?
-Depende.
Ya estaba él queriendo sacar provecho. Meter mano en mis bolitas o en
mi colección de fotos de artistas de cine, que "nadie comprendía cómo
crecía tanto".
-Caramba, Totoca, cuando me pides algo, yo hasta peleo por ti.
-Bueno. La primera vez te la hago gratis, y si no aprendes, las otras
veces lo haré si me das algo a cambio.
-De acuerdo.
En aquel momento yo hubiera jurado que iba a aprender tan bien que
nunca más pondría las manos en mis globos.
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